El cerdo ibérico es un animal único que es parte indispensable de la cultura gastronómica española y pieza fundamental de la dieta mediterránea, ya que su grasa es monoinsaturada y, por ello, cardiosaludable. Sus propiedades son similares a las del aceite de oliva virgen extra.
El dicho popular “del cerdo se comen hasta los andares” está absolutamente fundamentado en la realidad, pues a excepción de las partes duras (esqueleto y uñas, esas uñas normalmente oscuras que le dan el apellido “pata negra”) todo en él es comestible. Magros, grasas, vísceras, piel, etc. Pero el producto estrella del cerdo ibérico es el jamón.
El jamón ibérico es el producto resultante de curar lentamente, y sólo con la ayuda de la sal y el tiempo, la pata trasera de un cerdo de raza ibérica. Esta raza sólo se encuentra en zonas del suroeste de la península ibérica, donde se extiende la mayor parte de su hábitat natural -la dehesa- y donde están la mayor parte de las empresas productoras.
La dehesa es un bosque claro de encinas, alcornoques y/o quejigos, según la zona. Son árboles de la familia de los quercus que proporcionan la bellota a los cerdos que bajo ellos pastan en libertad en grandes fincas. El papel fundamental de la dehesa es que el movimiento del animal es esencial en la calidad que luego tendrán sus magros, pues definirá el grado de infiltración de grasas que posea el cerdo.
Si deseas conocer todo sobre el mejor jamón ibérico, ven a nuestro taller donde después de un conocimiento del producto podrás descubrir la experiencia de ese sabor “umami” que sólo poseen aquellos productos que saben a ellos mismos, que tienen un sabor absolutamente particular. Por eso se dice que el jamón ibérico de bellota sabe a jamón ibérico de bellota. Podrás degustar este exquisito manjar acompañado de los mejores vinos locales.